Camboya, en el día de la madre
querido amor de madre en quirófano,
aquí, en las antípodas de Occidente, mi soplo inocente de corazón me dicta tus heredadas contradicciones a bocajarro, te reza en los perpetuos cementerios de Phom Penh y, en sus campos de concentración, entre las tumbas de cada rincón de esta ciudad asesinada, me late tu arritmia de amor... y al toque de queda quedo con tu alma para quedarme pedacito de tu carne en mi carne y yo en la tuya y nunca más estar solas por muy lejos que vague mi desterrado cuerpo del tuyo, pues lanzo eterna la flecha de Cupido y te alcanza siempre las entrañas y te libera del desamor del sempiterno abandono de hija, del imperecedero miedo a mi mayoría de edad, del sin sentido de amar las cadenas del lado oscuro de tu sincopada pasión guerrera = ser, hecha pedazos, amor enfermero de nuestros propios ataques al frágil corazón...
así, en el barbárico epicentro de Oriente, te ofrendo en formol la dulce soga con la que ahorcar tu obsesivo apego...
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